La amistad involucra diversos sentimientos, donde
un amigo acude al otro en busca de confianza, amor, consuelo, respeto y compañía, por
ejemplo. Estas relaciones se presentan en todas las etapas de la vida, aunque
con distintos grados de importancia y trascendencia. Se dice que hay amistades
que nacen a los pocos minutos de comenzada una relación, y otras que pueden
tardar años en consolidarse.
Cuando se
habla de amigo, se hace referencia a esa persona que no sólo comparte contigo
los mejores momentos de tu vida sino también los peores. Más exactamente se
considera que precisamente alguien demuestra su amistad cuando está junto a ese
amigo que está atravesando enfermedades, pérdidas, desconsuelo, una ruptura
sentimental, una grave situación económica…
Precisamente esto es lo que sirve para dejar bien
patente la diferencia entre amigo y conocido, pues muchas son las personas que
tienden a confundir ambos términos. Así, el conocido es aquel individuo que
está presente en tu vida pero sólo en los determinados momentos, no es quien
está a tu lado cuando lo pasas mal ni cuando necesitas un hombro en el que
llorar.
A lo largo de la historia del cine, el arte, la
literatura o la televisión se nos han contado grandes historias de amistad
como, por ejemplo, la que Miguel de Cervantes plasmó entre su hidalgo Don
Quijote y su siempre fiel Sancho Panza. Y lo mismo sucede con los dos de los
personajes más célebres del escritor inglés Arthur Conan Doyle: Sherlock Holmes
y el Doctor Watson.
En el caso de la pequeña pantalla tenemos a la
serie “Friends”, que como reza su título, gira entorno a las relaciones que se
establecen entre seis amigos treintañeros que viven en Estados Unidos.
Por su parte, en el cine nos encontramos con la
película que tiene por título “Amistad”. El gran cineasta Steven Spielberg fue
quien dirigió la misma que nos acerca a un caso real: el motín en 1839 de más
de cincuenta esclavos negros que viajaban a bordo del barco “La Amistad”.
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